domingo, 31 de agosto de 2014

"EL ESCÁNDALO", Pedro Antonio de Alarcón

RESEÑA NOVELA

"El escándalo", Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) El abismo a que llega el disoluto Fabián Conde, desesperado de la vida y en trance de matarse, que acude como último recurso al padre Manrique, jesuita, a quien refiere los acontecimientos que le han conducido a semejante estado. Con este planteamiento -y más allá de su tesis explícita católica, que tantos sinsabores le causó al autor, motivando su ostracismo literario-, asistimos a una de las más formidables indagaciones psicológicas y humanas que hacen de este libro, quién lo diría, una de las cumbres de la novelística del siglo XIX, si atendemos al delicadísimo oído de que hace gala el sincerísimo Alarcón, por vía interpuesta de sus personajes -las mujeres, los amigos-, escrutando corazones angustiados y revelándonos como segura vía de restitución del ser el propio sacrificio. Tan honda y amena como sólida.



viernes, 29 de agosto de 2014

CULTURA Y SUBVENCIÓN

DIMES Y DIRETES


La cultura debe ir a parar a sus verdaderos destinatarios, que son los que la consumen de manera voluntaria. El Estado no es quién para obligarles a comprar lo que no quieren ni les gusta. De ahí la inmoralidad –por no hablar de abuso o prepotencia– de subvencionar con dinero público las disciplinas artísticas, que por otra parte generan clientelismo. Muchos llamados artistas las adoran, porque viven de ellas. Cada vez que se les propone, con toda lógica y  justicia, substituir el apoyo del político de turno por el de un público propicio, se descomponen y sueltan alaridos, porque quieren seguir con su milonga y saben que ésta se agostaría sin el paraguas público. El artista –cineasta, hombre de teatro, pintor o novelista– debería renunciar a este tipo de apoyo administrativo, teniendo el valor de afrontar la escasez, incluso la miseria, y a partir de lo cual convencer a posibles seguidores. Así, demostraría que él es el primero en creer en lo que hace. O también, y no hay nada malo en ello, compaginar otro trabajo con su arte. Pero ¿ayudas públicas o subvenciones? Mejor que no. Llamamos a esto “democratización de la cultura”. Con las excepciones que se quiera, que también tendrá que haberlas, siempre singulares y medidas.



jueves, 28 de agosto de 2014

ACOSO (A la iniciativa, pero dentro de los reconocidos límites)

HUMOR ENTRE CASCOTES (CAPRICHO)

   En la bombonería estaban las empleadas alarmadas. En las últimas semanas, los intentos de violación se habían sucedido sin que el propietario del negocio, sobre quien recaían las principales sospechas (era él), intentara ponerle remedio. Al contrario, coartaba los intentos de presentar denuncia. 
   Susan y María de la Flor de Lis, el total de la plantilla, se reunieron en asamblea en los lavabos de la funeraria paredaña, lugar que consideraban más o menos seguro.
   –Lo malo es que actúa enmascarado –subrayó la primera, haciéndole una higa al alicatado, donde figuraban, cuidadosamente caligrafiados en excremento, apotegmas de importantes pensadores–. ¡Es precisamente su rostro lo que tapa, con el resto de su enteca miseria a la intemperie!
   –Lo sé de sobras –corroboró su compañera, arrastrando la ese con deje caribeño, que no termino de apreciar cómo es, pero ahí queda y chúpate esa mandarina.
   –Deberíamos hacer algo al respecto.
   –Esa frase no es española, sino sacada de un doblaje de film americano –censuró María de la Flor de Lis, a quien le tiraban la patria y el idioma.
   –Hija, con esos melindres, don Anémono seguirá avanzando sobre nosotras como un conquistador de imperios; verbigracia, Napoleón o el griego Alejandro, conocido como el Magno.
   –Deberíamos hacer algo al respecto.
   –Ahora eres tú quien mancilla la lengua de Cervantes. ¿O será la de Molière?
   –No menciones la lengua, que tú y yo sabemos que don Anémono, si no nos equivocamos y es él quien nos acorrala en la trastienda, acompaña sus conatos de un veloz movimiento de la misma con que habla. ¿Por qué lo hará?
   –Posiblemente, para distraer del cachirulo y envainárnoslo.
   –No lo había enfocado desde esa perspectiva.
   –¡Ni nadie! –replicó Susan, con esa majeza que hacía babear al 
repartidor de ultramarinos (¿los habrá todavía?), joven lleno de granos que, día sí, día también, rendía un acto de homenaje a la bombonera en descansillos, donde más de una vez le sorprendieran los vecinos, llamando a la policía y a su padre y dándole una mano de tortas que para qué quieres más.
   –He olvidado por dónde íbamos –María de la Flor de Lis hizo una llamada de atención.
   –Don Anémono.
   –Lo sé. Pero qué apartado.
   –Sus ansias, comprensibles, pero en modo alguno disculpables, de 
embucharse la golosina que ambas somos. ¿Vendrá su molesto comportamiento de la infancia?
   –¡Eres la leche de psicóloga, Sussie! A tal punto, que me río de los que trabajan para los servicios sociales de la Admón.
   –¿Si encamináramos a don Anémono a esos servicios?
   María de la Flor de Lis se acarició la barbilla, que la tenía firme y voluntariosa.
   –Menos da una piedra –respingó.
   Esta historia, ¡qué más hubiéramos querido!, no tiene moraleja. 




miércoles, 27 de agosto de 2014

PENSAMIENTOS TRIVIALES PARA MUDOS I

A la falacia

UNO: La mujer va siempre desnuda. El hombre, en cambio, viste de uniforme.
DOS: Nadie sabe para qué sirve el dolor. Pero hay sospechas y la investigación está muy avanzada.
TRES: Lo cuenta Stanislaw Lem en una de sus fábulas. Fabricaron una máquina a la que incorporaron el total de experiencias y sensaciones humanas: el amor, la amistad... hasta el susurro de la brisa en las copas de los árboles. Y lo encerraron todo en un baúl. El artilugio, reflexionando, llegó a la conclusión de que no era otra cosa que un baúl. En su mundo virtual pasó por loco y lo encerraron.
CUATRO: ¡Ha de haber alguna trampa!
CINCO: Por qué los números siguen un orden correlativo es algo que no convence en absoluto.
SEIS: Tiene su sede en Londres una llamada “Sociedad de la Tierra Plana”, que aboga en contra de la esfericidad del planeta. Sería interesante conocer sus argumentos.
SIETE: Las cosas totalmente inadmisibles son las que primero se terminan aceptando.
OCHO: El viejo chiste: Es mejor dar que recibir... en el boxeo.
NUEVE: A cierta edad, algunos hombres se convierten en imbéciles. Y es que previamente lo habían ensayado.
DIEZ: Jamás hay que perder la compostura. Ni siquiera cuando nos hacemos cargo de la cuenta en un restaurante y descubrimos que hemos olvidado la cartera.
ONCE: Misteriosa es la señal de Caín que algunos llevan en la frente. 
DOCE: Para fracasar, ningún camino tan directo como trazar un plan. 



martes, 26 de agosto de 2014

"DON CASMURRO", de Joaquim Maria Machado de Assis

RESEÑA NOVELA

"Don Casmurro", Joaquim Maria Machado de Assis (1839–1908) La novela gira en torno al adolescente Bentinho y su amor por Capitu, vecina y amiga de la casa. El protagonista es enviado al seminario, merced a una promesa de su madre viuda y con la colaboración del “agregado” José Días, personaje incrustado en la familia, a medio camino entre criado, pariente y hombre de consejo. Bentinho no tiene vocación y su mayor deseo es casarse con Capitu. En torno a esta pasión, al principio clandestina, se mueven distintos personajes, como la madre doña Gloria, la prima Justina, el tío Cosme, el padre Cabral, Escobar, amigo del seminario… y los propios Bentinho y la audaz y soñadora Capitu. Pasan los años, el amor encuentra su cauce, pero los celos, amparados en menudos detalles intangibles, van dominando al protagonista. Los personajes quedan retratados con penetración y sencillez, enmarcados en un sentimiento casi diríamos “atmosférico” que surge, más que de la anécdota narrada, de lo que podríamos llamar desolación existencial y una especie de tristeza o trágico lirismo que impregna a los individuos y el ambiente. El análisis interno de los celos, el “monstruo de los ojos verdes”, como lo denominó Shakespeare, cuyo Otelo se menciona oportunamente en la historia, y su imparable estela destructiva, son expuestos por el autor de manera insuperada. Título capital e imprescindible de la literatura brasileña. 



lunes, 25 de agosto de 2014

RECETA PARA ESCRIBIR NOVELA y II (A la segunda y vencida)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

           (Continuación de lo anterior.)... Lo malo es que, cuando ya lo tienes todo apalabrado, de repente no te gusta que el protagonista se llame Florencio Carrascosa. Y tampoco te convence que, habiendo pretendido escribir una novela seria, tu protagonista el bueno de Florencio no deje de perpetrar actos ridículos, con el agravante de su condición sacerdotal, que debiera ponerle al pairo, no ya de pecado, que la carne es frágil, sino de actuaciones indecorosas allí donde las haya.
  Pero, como decía el autor de “El ingenioso hidalgo...”, en la naturaleza “cada cosa engendra su semejante”, de lo que resulta que de padres gatos, hijos michinos. O sea, que se llamará quieras que no Florencio Carrascosa, vestirá hábitos, si bien por dentro, que circula de paisano, destacándose además por lo torpón, como demuestra lo de las abejas. Que a quien se le ocurre sino a él patear la colmena, pues luego al dictar misa con la cabeza toda vendada y el doble de tamaño bajó mucho la fe de la parroquia, surgiendo incluso un brote de arrianismo, que se pensaba definitivamente erradicado.
  A Florencio Carrascosa le puso el obispo las peras a cuarto, pero como el jefe tenía bastante que ocultar con unas inversiones que había hecho fraudulentas, Florencio Carrascosa se permitió bajo las vendas sonrisa de ironía, que no te queda más remedio, como novelista impar que eres, que describir con pelos y señales, buceando en las entretelas psicológicas del consagrado.
  Aquí puedes meter lo que te dé la gana, con preferencia barbaridades sin cuento, resultando que lo que un hombre piensa (no vamos a decir la hembra) es absolutamente impublicable, siendo ésta la función del novelista: sacar a la luz lacras y vicios, no para regodearse en ellos, que allá tú, sino para que no arraiguen demasiado y acabe el mundo animalizado, dicho sea con perdón de los irracionales.
  No sé si nos estamos enterando de cómo y para qué se escribe una novela. El que no se entera es Florencio Carrascosa, que ha vuelto a meter la pata, gravando espantosamente los pecados que le vienen a confesar las mujerucas, cuando debiera cuidarlas con delectación y mimo, ya que constituyen el último reducto de su empresa ultraterrena. Y si se te van éstas ¿de qué vas a vivir, Florencio Carrascosa? ¿De los panales?
  Como se aprecia, material es lo que sobra en la novela. Y más que poner hay que quitar, encontrándote muchas veces con un dilema cruel. ¿Conservas el fragmento en que el cura se postra de hinojos, paganamente, ante el barrilito de vino moscatel que adquiere de matute con el dinero del cepillo? ¿O te atreves a suprimir (a ver esos cojones) cuando pasea bajo la cellisca, pronunciando mentalmente un monólogo en que se tacha de indigno y de protervo, aparte de capullo, que es lo que pensará el lector maduro y no es que tú lo hayas buscado?
  Lo que hay que mirar es el conjunto, y más vale en ocasiones eliminar una sabrosa anécdota que contarla, sabiduría que no pueden compartir los del “resfriado ingenio”, que en cuanto tienen una idea la atesoran, pues hasta el siguiente milenio no les vuelve a visitar el duende. 



sábado, 23 de agosto de 2014

AFORISMOS Y NIMIEDADES PARA SORDOS II


A la crema de la intelectualidad

DIECISÉIS: Estuvo sembrado el Galileo: “Por sus frutos los conoceréis”. 
DIECISIETE: Normalmente nos salvamos por un pelo.
DIECIOCHO: En la vida todo el mundo consigue lo que quiere. Lo malo es que sólo se sabe lo que se quiere al obtenerlo.
DIECINUEVE: Es imprescindible comprar el lote entero.
VEINTE: Las llaves se encuentran siempre en el fondo del océano. 
VEINTIUNO: ¡Tornadizas nubes, que jamás se están quietas! 
VEINTIDÓS: Se han hecho experimentos: El silencio absoluto enloquece.
VEINTITRÉS: Cela, en su discurso del Cervantes: “Nunca se llega tarde a ningún sitio”.
VEINTICUATRO: El Arte y el buen gusto están reñidos.
VEINTICINCO: De una canción de hace años: ¡Ruido, ruido, ruido, ruido, ruido...!
VEINTISÉIS: Exabrupto: ¡Se les tendría que caer la cara de vergüenza! 
VEINTISIETE: También se ha dicho: Para un escritor, los únicos derechos que existen son los derechos de autor.
VEINTIOCHO: El tonto del pueblo no tiene monumento.
VEINTINUEVE: Cuenta el escritor Erskine Caldwell que, durante un invierno, las ratas abandonaron su casa por el frío para refugiarse en la cálida y acogedora del vecino. Éste le retiró el saludo.
TREINTA: “La conjura de los necios”: El mejor título que se le puede ocurrir a un escritor.




viernes, 22 de agosto de 2014

"DE LA GASEOSA AL CHAMPÁN"

         TEATRO

En esta sección, iré colgando, a razón de una obra mensual, un texto teatral completo. Todas estas obras se encuentran legalmente registradas. Si las queréis representar poneros en contacto con la SGAE o mandadme un e-mail a: reydesola@gmail.com


Inicio esta sección con una de mis obras más representadas y aplaudidas: "De la gaseosa al champán". Esta obra, surgida de la corrupta realidad española de hace un par de décadas, cobra ahora, por desgracia, incrementada actualidad. En España tardó años en representarse, no así en numerosos países de habla hispana, que se miraban en ella –se siguen mirando– como en un espejo. 


Obra para dos personajes masculinos.
https://drive.google.com/file/d/0B5C7SA-L8hSjallRelJRNDF2OFU/edit?usp=sharing



jueves, 21 de agosto de 2014

"CORRUPCIÓN EN EL PALACIO DE JUSTICIA", Ugo Betti

RESEÑA TEATRO


"Corrupción en el Palacio de Justicia", Ugo Betti (1892-1953) - La corrupción se ha extendido a toda la ciudad desde el Palacio de Justicia. Pero hay un culpable que, como la araña, ha tejido y destejido su tela alterando destinos, involucrando inocentes, deformando el transcurso corriente de las vidas. ¿Quién es? ¿Qué móvil le impulsa?
Con una soberbia descripción de su psicología y su torturadora lucha interna para proseguir sus invisibles manejos y escapar a la identificación, la obra -convenientemente ambientada en el "extranjero"- se erige como un texto inmisericorde contra el poder ilegítimamente usado  y sus secretos.


miércoles, 20 de agosto de 2014

RECETA PARA ESCRIBIR NOVELA I (A las musas, aunque sean gordas)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

  Escribir novela, contra lo que algunos piensan y los autores proclamamos, es lo más fácil del mundo.
  Imaginemos a uno que se llama Florencio Carrascosa y es apicultor o matarife; también le podemos hacer oficinista. Cansado de las abejas, que le han picado multitud de veces, o hastiado de sacrificar animales para el consumo o desesperado de soportar a su jefe, que está en trance de seducir a la chica nueva que ha entrado en la oficina, Florencio Carrascosa se pone a pasear por la orilla del río. Y quien dice río, dice mar o una arboleda.
  Florencio tiene madre, que es una viejuca todo corazón, pero tan inteligente como un adobe, por lo que ignora las cuitas de su hijo, quien, por cierto, se ha llevado una pistola para matarse. ¿El motivo de fondo? Te lo inventas. Y si no queda creíble metes un lirismo, que es en literatura como el condimento para la carne putrefacta.
  Las abejas, intuyendo el drama en ciernes con el instinto que tienen los animales, y esto reza igual para las vacas, suponiendo que Carrascosa sea matarife, y para la chica de la oficina, que se encuentra desasosegada sin motivo..., todo este ganado quiere decirse que barrunta que Florencio está a punto de cometer una barbaridad. No así la vieja, que le está dando vueltas a la perola, aguardando el regreso de su hijo para comer, cuando aquí dejamos claro que quizá no vuelva. Hay que acentuar el dramatismo de la escena, con unas nubes barrocas, por ejemplo, que se persiguen como cerdos en el cielo, o un gorrioncillo abatido por un ave de rapiña o lo que sea. ¿Se va cogiendo?
  Pasa una cosa: que si se mata Florencio, adiós novela y bienvenido cuento. Pero si te quieres extender, sólo existen dos opciones: que no haya tiro o bien que falle; o que Florencio recapacite y “una mierda me voy a matar yo”, retirándose del estruendoso mar, que dice Homero, o del río o alameda.
  Estamos en el trance de sustituir la acción externa por la visión de Carrascosa, que de repente se nos convierte en un lince y comienza a retratar a la sociedad contemporánea, dándonos una radiografía de sus afanes y sus miedos y del callejón sin salida a que estamos abocados. De lo que es cumplida pincelada la persecución del jefe a la chica nueva, la cual, aunque es un poco alegre, y ya me entienden, no quiere relaciones con el superior jerárquico, que está enamoriscada de un aprendiz de droguería que se llama José Carlos y de tres o cuatro más, todos sin obtener el graduado.
  Aprovechamos para meter un montón de personajes, siguiéndolos por multitud de escenarios y ambientes, mas no tanto que perdamos el hilo de la narración, que no es otro que Florencio Carrascosa hasta la muerte.
  Y cuando parece que nos estamos olvidando de él, lo resucitamos a primera línea de fuego haciendo que unos manguis le den una paliza. No parando en este punto las sorpresas, ya que resulta que Florencio, ni matarife, ni apicultor, ni oficinista, sino ministro del Señor (ya se coló), con lo que te obliga a rehacer el borrador de cabo a rabo y tú eres el primero cabreado.
  Aunque le puedes dejar aficionado a las abejas, pero trasladando a él la rabia que te da comenzar todo de nuevo. En consecuencia, le propina una patada a la colmena y los insectos le ponen la cara como un monstruo, e intentas casar los elementos, que no hay forma, y sueñas con el día en que, después de un montón de folios, coloques la palabra FIN. 



lunes, 18 de agosto de 2014

AFORISMOS Y NIMIEDADES PARA SORDOS I


A la crema de la intelectualidad 

UNO: ¿Quieres algo? Paga su precio y llévatelo.
DOS: El precio de la independencia es la soledad; el precio de la libertad, la vida.
TRES: Alguien lo dijo: Desdichada la época en que los seres corrientes tienen que comportarse como héroes.
CUATRO: Premisa actual: ¡Si hay más libertad que nunca...! Coges el coche y te plantas donde te da la gana.
CINCO: El coche es una máquina mortal que, de vez en cuando, nos perdona la vida.
SEIS: ¡Qué alivio! Como mucho, nos quedarán cuarenta años...
SIETE: ¡No tiene tanta importancia!
OCHO: Balzac: Para triunfar en Literatura, sólo existen dos caminos: la corrupción y el genio.
NUEVE: Definición de mujer: Un culo, un par de tetas y mirada que denota inteligencia.
DIEZ: Definición de hombre: Queda pendiente.
ONCE: Para escribir la mejor página es preciso derrotarse.
DOCE: Político y chisgarabís no son lo mismo. ¡Si lo sabré yo, que estoy convencido de lo contrario!
TRECE: ¡Otro día que pasó!
CATORCE: No hay peor sordo que el que se perfora el tímpano, ni peor ciego que quien se vacía los alvéolos.
QUINCE: Cortés no quemó las naves: El humo habría avisado al enemigo.



domingo, 17 de agosto de 2014

¡ASÍ VIENE ZUMBANDO!(Bagatela española con zambomba)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

En el café de Chinitas
dijo Paquiro a su hermano: 

Soy más valiente que tú, 
más torero y más gitano.
Federico García Lorca 


  Cuando Alarico Melamamas, en fecha tan señalada como la del veinticuatro de diciembre, anunció a padres y hermanos su propósito de consagrarse de por vida a la glosa y ejercicio del artículo de la Constitución de su país que proclamaba la libertad de expresión sin cortapisas, el abatimiento hizo rápida presa entre sus deudos. Su madre, después de derramar profusas lágrimas, le expuso lo siguiente:

   -¡Hijo! Como sabes, soy mujer sin preparación ni estudios, de lo que me enorgullezco y le ha venido de mimo a la familia, que jamás ha sido sospechosa de inteligencia en ningún campo. Con tal bagaje, y la salvaguarda de tu padre (aunque su protección no vale un pijo, dicho sea de paso), os saqué adelante a ti y a tus hermanos, en número de nueve, si la memoria no me falla, que creo que sí y me importa un bledo. Recordarás las veces que me lié a tortazo limpio en la escalera, defendiendo el honor y la limpieza de los nuestros. Mi facundia, restringida a este ámbito semidoméstico, no le iba a la zaga a la del orador Demóstenes, un espabilado, por lo que comentaban el otro día las vecinas en la tienda... La noble causa que pretendes abrazar es defendible en otros lares, nunca en esta sombría y atrabiliaria piel de toro. Pues de persistir, antes pronto que después te introducirán un palo astillado de fregona por el culo o te socarrarán las partes con un soplete de fontanero. ¡Inspírate de tus hermanos! –le intimó la mujer, cuya grosura trepidaba al compás de su vehemencia–. El mayor sostiene la escupidera de un preboste. Otro se ejercita de felpudo. Y los restantes lustran cada mañana a lametazos el calzado del correspondiente prócer. Ellas, tus hermanas, ascienden como un cohete por el escalafón con el solo mérito del coño. ¿Nos quieres atraer la ruina –inquirió, dolida–, precisamente en unos momentos en que las autoridades están a punto de concedernos el galardón con que se premia a los más trágalas y que consiste en el marbete de una famosa marca de embutidos? ¡No jodas, hijo, que ya hemos sufrido demasiado! –culminó con cariñosa entonación la madre–. Ahora pasará tu padre, que, aunque es un mierda, abundará en mis argumentos.

   El cual, tomando el lugar de su costilla, explotó: 

   -¿Cómo te ha entrado semejante desatino en el caletre? ¿Acaso yo, espejo en que te has debido mirar desde la cuna, te he inficionado sin querer el miasma? A mis jefes, como sabes, y tú debías imitarme, no paro de hacerles cucamonas a la gárgola, lo que aprendí de joven y no es tan oneroso como seguramente piensas: también lo realizan estudiosos, catedráticos, académicos de la que limpia, fija y da esplendor y demás morralla. Si las lágrimas de la que te alumbró no te conmueven, guíate de mi alegato, que aunque mendaz es sentido y nos va en ello la supervivencia. Hazte el soca con ese derecho lamentable, que sólo se ha incluido en nuestra Carta Magna para que no nos imputen del extranjero su carencia, pues el orgullo nacional no soporta tutelajes, a no ser que insistan y entonces, ¡pero por pura educación!, embuchamos lo que sea y todavía rebañamos el plato. Y además –concluyó con el guiño que le era particularmente aplaudido en la tertulia de maricones donde solía ser máxima estrella–, tendrás que pasarte la existencia mirando a tus espaldas. Pues Roma no paga a traidores y el que pueda que lo entienda, que yo sé bien lo que me digo.

   Esa noche, en medio de una ventisca tan fuerte como no recordaban los más viejos, salió Alarico de su casa. Le siguieron perros de todos los pelajes. 



viernes, 15 de agosto de 2014

"YAMILA", Chinguiz Aitmátov

RESEÑA NOVELA
  

"Yamila", Chinguiz Aitmátov (1928-2008)  Tercer año de la guerra soviética contra los alemanes. En una perdida aldea asiática, las mujeres y los niños se encargan del trabajo, mientras los hombres luchan en el frente. El adolescente Seit observa cómo va surgiendo el amor, tímido e imparable, entre su joven cuñada Yamila y Daniar, soldado convaleciente que ayuda en las tareas colectivas. Aquélla ve trastornados sus sentimientos, descubriendo perpleja y aterrada -feliz- el corazón puro del soldado, capaz de contenerla a ella, a la fragante estepa y las brillantes y cómplices estrellas que penden del firmamento veraniego, englobado todo en las canciones tradicionales de la patria que emergen del alma de Daniar. Una de las historias de amor más cautivadoras del friso literario.




jueves, 14 de agosto de 2014

BIOGRAFÍA


Javier Rey de Sola nace en Madrid (España) en 1956, el mismo año de la muerte de Pío Baroja, sin que ambos sucesos guarden relación. A las pocas semanas, se le traslada a Valladolid fuertemente custodiado. Aquí realiza sus estudios, en detrimento de los cuales va consolidando año tras año su vocación literaria, lo que le acarrea multitud de sinsabores que soporta con estoicismo, pues a ver qué iba a hacer.
Su primera novela publicada -Negra conjura- es la prueba, para muchos, de su moral insolvencia. Esta opinión cobra auge con El diablo a la cola (ilustrada por el maestro Serafín), Vidas en el siglo (Premio Ateneo-Ciudad de Valladolid), El insuperable tío Wenceslao, Arrabal amargo, Cine Delicias y ¡Jo, qué tropa…!
En teatro, fijaros bien, es autor de El sospechoso, El castillo en la niebla, Dos no riñen... si ninguno quiere, Las tinieblas interiores, El robo, Tres hermanas, El vestido rojo, El naufragio, El juez, su señoría, y De la gaseosa al champán, junto con otras que aquí no se ponen, no por nada.
Se cree sabio, pero de qué va. Cansado, más que harto, de momento le tienen controlado. Se toma la pastilla cada noche.

Enlace al primer capítulo de mi novela ¡Jo, qué tropa...! publicado en Libertad Digital