martes, 7 de junio de 2016

"MARTÍN FIERRO", José Hernández

RESEÑA NOVELA

"Martín Fierro", José Hernández (18341886) - Decir que es el libro nacional argentino es decir mucho, pero no lo suficiente. La obra se compone de dos partes: El gaucho Martín Fierro y La vuelta de Martín Fierro, publicadas con lapso de unos años. Martín Fierro es reclutado a la fuerza para luchar contra los indios. Deja atrás mujer e hijos. Al volver no encuentra nada, ni rancho ni familia, ni casi recuerdos –sí el dolor– de que los tuviera un día. A partir de ahí, el rodar en medio de la violencia, que será la compañera inseparable de Martín. Epopeya de la vida mísera del gaucho, sin más propiedad que su manta, su caballo y sus espuelas a veces ni eso–, con honda pena agarrada al corazón y un hecho de sangre a sus espaldas. Sublime narración pseudo poética (esto es elogio) con efectos dramáticos vinculados a la pampa, que es el escenario donde habita el gaucho y que golpean el alma, al tiempo que ofrecen, destiladas de las duras experiencias, lecciones excelsas de moralidad. Las palabras en primera persona de Martin Fierro, más allá de la gramática o, mejor dicho, con una gramática hecha de sangre, golpean como piedras y suenan como tañidos de campanas. Cuando habla Martín de su mujer, de sus hijos, de sus meras y cotidianas vivencias, de su pobreza, que es más que pobreza porque está entreverada de aflicción, se está tentado de afirmar que estamos ante un hecho literario capital, donde la torpeza expresiva es oro, y su incultura abismal, la mejor elocuencia. De la desgracia, que le acosa sin remedio, extrae el gaucho la fuerza para seguir su derrotero y su destino. Es el Martín Fierro monumento a la tierra, a la mujer, a la verdad, a la violencia incluso, entendida ésta a la manera de los hombres. Monumento, también, de la lengua castellana, con ecos de Gonzalo de Berceo, que escribía en los balbuceos literarios del idioma y al que se asemeja encomendándose, como él, al Cielo al inicio de su canto.

2 comentarios:

  1. ¡Siempre hay que hacer un monumento a la lengua castellana, gran tesoro que no sabemos apreciar!, y sí de la pobreza se saca mejores lecciones...

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    1. Ya tenemos hecho el monumento a la lengua castellana, que es la propia lengua castellana. De visita libre hasta completar el aforo. Un saludo.

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