viernes, 7 de agosto de 2015

TU PUTA Y TÚ


Si eres gángster o político corrupto -me da igual a quién extorsiones o de qué partido seas-, lo primero que tienes que adquirir es una puta. Lo que oyes, pero a lo que se ve, ya lo has pensado. No te vale una cualquiera (aunque lo sea), sino que debe ser vistosa, aparente y lucir indumentaria cara, con lo que tendrás que rascarte el bolsillo, quiero decir, perdona, el bolsillo de los contribuyentes, esos pardillos que, sin comerlo ni beberlo, te están subvencionando. La puta, a cambio de su mercadería personal, tú ya me entiendes, te exigirá que la montes un negocio, no porque tenga deseos de ganarse el pan con el sudor de su frente, sino para fungir de que trabaja, nada más alejado de su intención. ¿Y qué negocio? Quítate de la cabeza lo de la pescadería y, en general, despachar viandas. Voy más lejos: quítate de la cabeza despachar nada de nada. Lo que la puta quiere es un negocio limpio, de papeles o de ropa. Nos vamos acercando. De papeles, va a ser que no. ¿Por qué? Si tienes paciencia te lo explico. Pues por la sencilla razón de que la puta tiene alergia a lo negro sobre lo blanco, porque la vida la ha llevado por muy distintos derroteros -no necesito explicarte qué derroteros son ésos-, y conténtate con que más o menos sepa distinguir las letras. Estamos, pues, en la ropa. Es aquí donde pisamos fuerte. Todo su interés radica en este campo, tapando con lujo lo que a estas alturas se conoce de memoria un batallón de coraceros, suponiendo que todavía exista un batallón de coraceros. Sigo. Si no te pillan con ese mangoneo que te traes, y mientras haya aceite para engrasar la maquinaria -léase la pasta que has logrado distraer-, discurrirá el asunto viento en popa. Pero si acabas en la cárcel -no es tan fácil, pero últimamente la gente se ha puesto nerviosa-, aquí te pintan bastos, pues no esperes que la puta te visite en el talego con su bocadillo de mortadela envuelto en aluminio. Sencillamente, se hará humo. No la volverás a ver el pelo, o quizá sí, pero en papel cuché, cuando miras en tu celda las sobadas páginas, donde adviertes que ha camelado a otro tarugo como tú. No te sientas obligado, pero algunos en este trance lloran.



2 comentarios:

  1. Genial y toda una verdad. Señor Rey ese tipo de Señoritas tienen gustos muy caros, me pregunto yo también que algunos Señores por muy profesionales que sean tampoco son muy inteligentes, ¿no?, porque con eso de presumir de esposa guapita van contentos, ¿ y esa esposa no ha sido conocida por otros colegas antes?, en fin ser un gran profesional de lo que sea, aunque sea un gran economista no significa que seas inteligente, la que lo es ...es la esposa guapita...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Javier Rey de Sola9 de agosto de 2015, 20:47

      Hum, terreno pantanoso el que usted apunta... Feliz verano, por fin un poco de fresco.

      Eliminar