jueves, 20 de agosto de 2015

LOS QUE TIENEN QUE SERVIR(NOS)


Son aquellos que postergan su vida personal, sus aficiones, la realización de una trayectoria profesional exitosa, e insisten en buscar nuestra felicidad con un denuedo, un interés, superiores a los de nosotros mismos, que tantas veces flaqueamos en la persecución de nuestros propios objetivos. 

Según escribo esto, me encuentro a punto de las lágrimas: un ejército de filántropos, a quien en su inmensa mayoría no conozco, se preocupa de mí, me quiere, pierde el sueño buscando la resolución de mis problemas. Y no sólo me quiere a mí, sino a la inmensa mayoría de mis compatriotas. 

Es justo  reconocer que, entre ellos, dado que se dividen en facciones, las discrepancias no son pequeñas. Es humano. Muchas veces, parecen pelearse entre sí. Pero la sangre nunca llega al río y el denominador común ahí lo tenemos: el intenso amor que nos profesan, que jamás se agota y que comparten.

Todos los países decentes tienen su monumento al soldado desconocido. Desde esta triste y patética columna, proponemos la inmediata creación del correspondiente monumento al político desconocido, ese al que no conocemos en persona o sólo contemplamos a través de nuestra televisión o en la abultada lejanía de los mítines, cuando su cariño se desborda y, como el gorila enardecido que se golpea el pecho, porfía en su inclinación solidaria hacia nosotros. Se haría por cuestación pública, que es como se hace lo que el pueblo siente verdaderamente como suyo.



3 comentarios:

  1. ¡ Lo curioso es que existen personas que buscan la felicidad de los demás no siendo ellos felices interiormente!

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    1. Casi nadie busca la felicidad de los demás, salvo aquellas personas desapercibidas para el mundo.

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    2. Ahí me ha pillado, Señor Rey, tiene toda la razón, pocas personas son las que buscan la felicidad para el de al lado, y como bien dice suelen ser desapercibidas.

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