miércoles, 5 de agosto de 2015

EL DIRECTOR DEL HOSPITAL Y CELEDONIO (A lo inasible)

HUMOR ENTRE CASCOTES (ENIGMA)

-Le diré una cosa, Celedonio: en los años que llevo dirigiendo el hospital, treinta si la memoria no me falla, jamás se me había ocurrido una idea tan curiosa. Usted dirá que son manías mías, que chocheo, pero tengo la sensación de que es usted, y no yo, el verdadero nervio director de este centro fundado por mi padre, con la generosa aportación de unos filántropos. No se sorprenda. Comprendo que le abrume lo que digo. Es usted un hombre humilde, sin estudios. Carece de cualidades sobresalientes y a menudo está donde no debe. Estoy al tanto de su costumbre de fumar en el quirófano, y a este respecto he recibido siempre quejas. Es raro que cumplimente un impreso con la debida diligencia y, perdóneme que lo mencione, no se asea. Ni yo mismo sé la razón de que haya durado tantos años en su puesto. Tentaciones de despedirle no me han faltado, pero siempre una misteriosa razón me lo ha impedido. Ignoro, y fíjese que soy el director, la naturaleza exacta del trabajo que desempeña en el hospital. Creo que nadie lo sabe. Ahora mismo, ¿qué hace aquí? Escuchándome, dirá. Pero ¿antes de que yo llegara…? ¿Qué hacía con esas cajas? No me conteste, no pretendo saberlo. Lo menciono únicamente para ilustrar mis argumentos. El mes que viene, como sabe, me jubilo. El doctor Hornillo ocupará mi puesto. Es hombre joven, ambicioso y con una preparación muy sólida. Tiene ideas propias sobre cómo debe funcionar el hospital. Es inevitable que acabe fijando su atención en usted. En realidad, ya lo ha hecho: el otro día me hizo unas preguntas. Le respondí lo que se me ocurrió en ese momento, nada concreto, y se quedó pensativo. Le aviso para que no se llame a engaño. No creo que le consienta tener el patio como un estercolero, y estoy seguro de que forzará una inspección de los sótanos, lo que usted siempre se las ha arreglado para impedir. Puede encontrar en él la horma de su zapato, aunque tampoco yo aseguraría que no terminara claudicando. Yo, si miro al pasado y reflexiono, confieso que lo he hecho muchas veces con el fin de evitar complicaciones. Es usted tozudo, Celedonio, y a estas alturas no espero que cambie. No diga que no le he prevenido. Con el doctor Hornillo, las cosas pueden ser muy diferentes.



2 comentarios:

  1. ¿ Qué tendrá Celedonio en el sótano, Señor Rey?, acabo de acordarme de Ugo Betti. Un texto excelente. Un abrazo Señor Rey.

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    1. Javier Rey de Sola9 de agosto de 2015, 20:43

      Ha sido imposible sonsacar a Celedonio, las veces que, entre unos y otros, lo hemos intentado.

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