domingo, 31 de mayo de 2015

"EL EXPEDIENTE 113", Émile Gaboriau

RESEÑA NOVELA

El expediente 113, de Émile Gaboriau (1832–1873)La caja del Banco André Fauvel, de París, aparece desvalijada una mañana sin señales de haber sido forzada. 350.000 francos han volado. Los únicos depositarios de llave y contraseña son el propietario del banco, André Fauvel, y su cajero, Prosper Bertomy, empleado de toda confianza del primero. El cajero es detenido, para ser puesto en libertad por falta de pruebas. Un vacío social, peor que la condena, cae sobre él. Providencialmente, el inspector Lecoq, dueño de una poderosa mente analítica y maestro del disfraz, precedente de tantos detectives posteriores, se encarga de la investigación, que le hace remontarse a un periodo muy anterior a estos sucesos. Sale a la luz una trágica historia familiar que termina explicando lo ocurrido. La narración, una de las primerísimas muestras del género, aúna lo mejor del folletín y de la incipiente novela de misterio. En escena, aparte de los personajes ya citados, vemos al alambicado y pérfido Louis de Clameran, el encantador Raoul de Lagors, Valentine, la esposa del banquero robado, Fanferlot, El Ardilla, al servicio de Lecoq, Madeleine, dulce joven enamorada del cajero, o la pasional y desgraciada Nina Gypsy. Memorables diálogos, caracteres nítidamente trazados y ágil factura. La crítica, no obstante y de manera notoriamente injusta, no termina de ocultar su desdén a este autor, influido por Poe y que, a su vez, dejó su huella en Conan Doyle.



jueves, 28 de mayo de 2015

RAJOY, LA IDEOLOGÍA, LA CULTURA Y LA MORAL

DIMES Y DIRETES

Lo que está de fondo en el presente batiburrillo electoral es el gigantesco pulso que el Partido Popular, de la mano de Rajoy, Soraya, Arriola y su mujer, junto con otros que están más esquinados, le están echando a su base social, a sus votantes y, ya de paso, a toda España. Ésta, y no otra, es la auténtica realidad política de nuestro país. Si tienes un momento, te lo explico. 

Ahora todo el mundo está ocupado con los concejales y diputados que han ganado / perdido unos y otros. Es entretenido, no digamos que no, pero es como el truco que llevan utilizando toda la vida los ilusionistas: atraer la atención sobre una cosa, que no pocas veces es esa señorita envuelta en tules que acompaña al mago, para distraer de lo que verdaderamente está ocurriendo. 

Y lo que ocurre y acontece es que le están dando la vuelta como un calcetín a lo que usted, caro lector, carísima lectora, piensa, que tiene que cambiarlo por lo que otros han pensado que usted debe pensar, en lugar de lo que piensa. A cualquier precio y cueste lo que cueste. 

Sólo así se explica el enrocamiento –me parece que se dice así, o ‘enroque’, yo qué sé– del Presidente del Gobierno, pretendiendo no hacer el menor cambio, o hacerlos aparentes, cosméticos, nada entre dos platos, para recuperar los votos que se le han ido por el desaguadero, fundamentalmente por la cuestión ideológica, la cultura o la moral, que son lo mismo. 

El PP siempre está virando al centro, pero nunca termina de llegar. Es como la zanahoria que se le pone el burro para que ande. No le vamos a llamar burro a Rajoy, pero creemos que le tienen cogido por algún lado, quién sabe si unas fotos comiendo macarrones con tomate, las cuales, de difundirse, le hundirían. O puede que le estén encañonando fuera de cuadro y no le quede otro remedio que conducir la nave hacia los arrecifes, para que la esquilmen los piratas de la costa. 

No cabe esperar nada bueno de Rajoy ni de Soraya, esa analfabeta funcional que piensa que la vida es eso que le está pasando a ella, que es tan lista, y que además tiene tiempo de coger el AVE para bailarse unas sevillanas rodeada de sus cuates, mientras los demás son tan tontos que no llegan ni siquiera a fin de mes. Arriola también baila muy bien las sevillanas, según pública confesión de su maruja. 

El cual sociólogo confía en que, como cantaba Juan Erasmo Mochi, “Los que se van, ya volverán. Cuando se fueron no querían marchar”. Me estoy refiriendo a esa tajada de votantes que se han quedado en casa o escurrido a otras opciones. Lo que sí va a haber es cante y baile, tangos, boleros o ese video musical que le ha hecho a Monago perder las elecciones. Pero volver, lo que se dice volver, va a ser que no, pero porque tú no vas a mover, pues no tienes la minimísima intención, Excelentísimo Señor Presidente del Gobierno.


miércoles, 27 de mayo de 2015

PENTALOGÍA DE CANTOR DEL RÉGIMEN - 5 y FINAL Otra vez en el machito (fresco nacional en tono marroncete) (2005)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

(Durante cinco jueves -éste es el quinto y FINAL, al menos de momento-, presentaré aquí la estampa de lo que ha venido siendo y figurando el "intelectual" español en los últimos veinte años, al vaivén de la alternancia política en el país, a la que se ha adaptado camaleónicamente de manera magistral. 
Con objeto de contextualizar su lectura, se indica la fecha en que estos artículos fueron publicados. Los 4 primeros aparecieron en la Revista Argaya, de la Diputación de Valladolid; el último, por razones en las que no quiero escarbar, halló su acomodo en la Revista En taquilla, también de Valladolid.)

En esta última entrega, Florencio García Retortillo se extasía ante el regreso de los suyos al poder, del que fueron arrojados por sorpresa. Este eterno vaivén no debería preocuparle, pues jamás él y los suyos -la Cultura- dejaron de disfrutar de sus prebendas. Que la derecha es tonta es algo que no necesita demostrarse.

PERSONAJES:

ENTREVISTADOR de TV.
FLORENCIO GARCÍA RETORTILLO: escritor (¡!)

(Estudio de televisión. Una de esas cadenas donde se exhiben turgencias, redondeces y demás. Antes, mal que bien, lo podías aguantar, e incluso te gustaba, qué sentido tiene discutirlo; pero desde que también asoman chulos su charcutería, pues ya no es lo mismo, tú. Estudio de televisión, lo dejamos así, con focos, sillones, canapé, mesita y toda esa faramalla de diseño que cuesta discernir qué es y te da cosa preguntar, no vayas a quedar como un pardillo. De fondo, serigrafía de Tàpies o que hay un desconchón en la pared. El ENTREVISTADOR se retuerce como un sarmiento en la butaca, dirigiendo hacia arriba un humo que, antes, ha sorbido del pitillo. Enfrente de él, el entrevistado, nuestro viejo conocido FLORENCIO GARCÍA RETORTILLO, que se ha puesto como un fenómeno de feria y es que le van los asuntos viento en popa. Lo de 'popa' va con segundas, ¿lo pillamos?)

ENTREVISTADOR: Tenemos con nosotros, aquí, en nuestro programa, un programa que es de ustedes y de todos, y que pide permiso para entrar en sus hogares, a Florencio García Retortillo... (Le lanza una bocanada en pleno rostro.) Hola, Florencio, has venido...
FLORENCIO: Me habéis llamado. (Se arroba.) ¡La llamada! ¿Hay algo más hermoso que una llamada a la que el otro acude?
ENTREVISTADOR: Queremos tener contigo una larga entrevista, donde iremos entreverando...
FLORENCIO: ¿Qué significa esa palabra?
ENTREVISTADOR: ...Iremos entreverando el interés que suscita tu creación...
FLORENCIO: Sólo en la Universidad y a cuatro pijos.
ENTREVISTADOR: ...Con determinadas cuestiones palpitantes de la actualidad nacional, las cuales deseamos contemplar a través de tu prisma...
FLORENCIO: (Conato de ilusión.) Eso de prisma...
ENTREVISTADOR: No va por ahí. (Decepción del otro. Comienza.) La nueva situación política creada en las Batuecas tras el éxito electoral del partido del progreso, elevado al poder por la onda expansiva de la masacre… 
FLORENCIO: (Aspaviento como si le metieran un palo de escoba astillado por el culo.) Un episodio terrible de dolor. Pero olvidémoslo, que ya cumplió su objetivo y no conviene tirar mucho de la manta. (Virtuoso.) Además, a sus autores dos o tres añazos no se los quita nadie. (Con sorpresa.) Ha pasado ya uno, cómo corre el tiempo... Pronto los veremos en la calle, reinsertados, como debe estar la gente honrada...
ENTREVISTADOR: Se te ve feliz, Florencio, orondo. Me recuerdas... (Busca la expresión.)
FLORENCIO: ¿A un gorrino hozando en la basura?
ENTREVISTADOR: Me lo has quitado de la boca... En el último año, a pesar del desgobierno que arrastra la nación, de que da la impresión de que el país se va a la mierda, al parecer según diseño minuciosamente calculado, te han llovido premios...
FLORENCIO: Nada raro hay en ello. Soy como el zopilote, que se alimenta de carroña.
ENTREVISTADOR: Como el vampiro...
FLORENCIO: Como el vampiro, no. El vampiro no deja de tener su dignidad. Tú mira la limpieza con que libaba de la yugular el conde Drácula y encima ellas le comían en la mano.
ENTREVISTADOR: Te estás poniendo las botas de nuevo...
FLORENCIO: Y eso que no me fue tan mal con la caverna, los herederos de los asesinos del poeta. Nos daban lo que pedíamos y más, que así de beocia es la derecha, que no supo calcular que, al tiempo, le hacíamos la cama. (Risita. Se ensombrece.) Aunque fueron años de angustia... Algunos pensamos que no volveríamos a tocar bola en la vida... (Con dureza.) ¡Pero ahora que han vuelto los míos es la apoteosis! Nunca mais...
ENTREVISTADOR: Eso es gallego. '
FLORENCIO: Una lengua oprimida, por eso la hablo... Nunca mais nos volverán a despegar de la poltrona. Haremos lo que sea. (Suelta un gallo.) ¡Lo que sea! El que quiera y pueda que lo entienda...
ENTREVISTADOR: No te creía tan gallardo...
FLORENCIO: No lo soy, pero me respaldan poderes. ¿Quieres saber cuáles?
ENTREVISTADOR: Me gustaría oírlo de tus labios.
FLORENCIO: Como que te lo voy a decir. (Risita.) Sólo te anuncio que son fácticos. Se les puede reconocer muy fácilmente. Ahora mismo están un poco preocupados, porque los pelagatos comienzan a pensar por cuenta propia. Pero algo harán. Son gente de recursos, enormemente persuasiva. No te engañes con su aspecto de capados.

(El ENTREVISTADOR emite bocanada hacia lo alto, configurándose la vieja serie Rin tin tin. El cabo Rusty, al fin y al cabo niño, se ha atracado de mermelada a espaldas del sargento, el cual hace lo propio con una caneca de whiskey que ha requisado al agente de asuntos indios, que por su parte lo endilgaba, mezclado con orines, a la noble tribu que vegeta en la reserva, degenerándose y no pudiendo cumplir ni de día, en el trabajo, ni cuando se apaga el sol, y están ellas que trinan. Hay mucha indignación y, por la noche, cánticos, tambores. Pero como el experto en folclore indígena no aparece -algunos dicen que ha muerto de ruleta rusa; otros, que le picó un crótalo en la picha-, nadie sabe calibrar si van a desenterrar el hacha de guerra o se trata nomás de un desahogo. Al final, tiene un papel acertado y decisivo Rin tin tin, comunicándoselo al joven cabo, con lo que todo se arregla hasta la siguiente, que volverá a estallar, no habiéndose extirpado la semilla.)

ENTREVISTADOR: Cuéntanos tus proyectos.
FLORENCIO: (Rutinario.) Los de siempre. Sobre el denominador común de rebañar la máxima manteca, lucir como paradigma de las letras patrias, y perdón por lo de patrias... ¿Sabes que estoy teniendo proyección al extranjero? 
ENTREVISTADOR: Hemos vuelto al corazón de Europa...
FLORENCIO: ¡Me llaman, me requieren...! Bien es cierto que luego me obligan a que pase la fregona, debe de ser porque es invento de aquí, de las Batuecas... Yo lo vivo como un homenaje a nuestra esencia... 
ENTREVISTADOR: De ilusión también se vive...
FLORENCIO: ¡Y no me falta! ¿Te conté que se me vuelve a poner dura?
ENTREVISTADOR: Lo he leído en prensa. (Calada.) ¿De qué va tu último libro? La centralita cruje de llamadas...
FLORENCIO: (Amanerado.) Mentirosón... Lo contaré de todas formas... Es uno cuya vida no tiene sentido, como la mía, y trabaja en la Universidad, donde comenzó vaciando escupideras... Como es un poco lerdo, ha alcanzado el puesto de rector... Y en esto, se le aparecen unas hadas que trasfiguran su cotidianeidad hasta el punto de que se lo notan los demás y le comienzan a suceder portentos... La Universidad va de puta pena, que eso no hay quien lo arregle y con mi protagonista de caudillo, menos... Luego el tema se complica, hasta llegar a la página cuatrocientas, que es a mí la que me gusta, porque el lector, y si es lectora pues también, se han vuelto majaras sin remedio, que es el efecto que provoca mi prosa, motivo por el cual los mejores periódicos de España... perdón, de las Batuecas, ponen mi libro por las nubes colocándolo en la lista de los súper... (Palmaditas.) Y es aquí donde me forro...

(El ENTREVISTADOR vomita en una bolsa de papel que porta a los efectos. Acto seguido, aspira con fruición de su cigarro y llena la atmósfera de humo. Quien más, quien menos ve formarse una criada harta de currar y de que, en paralelo, la levante las enaguas el cabeza de familia, hombre pundonoroso de bigote y mosca. A consecuencia de las reiteradas incursiones, tiene un hijo, que es colocado de hortera en una mercería, al otro lado de cuyo mostrador acumula odio de clase. Su madre, a todo esto, sigue ganándose el pan, por así decirlo. El propietario de la mercería llega un día que protesta de que su negocio ya no admite más mancebos, pero el de arriba, por algún motivo que desconocemos, le tiene bien cogido de los huevos. Esta paparrucha te da para dos folios; tampoco más, que aburre. Ojito con abusar de la vena sicalíptica, que luego adquieres una fama que no te beneficia. Llamar a X, a ver si se lo puedes colar, no creo. Emborracharle. Amenazarle con difundir lo de la espeleología con su primo y el que cada domingo se extravíen en la cueva.)

ENTREVISTADOR: Dime, Florencio...
FLORENCIO: Lo que haga falta.
ENTREVISTADOR: Se rumorea que se está activando la ingeniería social... ¿Qué sabes del tema?
FLORENCIO: No es un rumor. Es tan cierto como que tú y yo estamos aquí hablando.
ENTREVISTADOR: ¿Qué se pretende?
FLORENCIO: Dar la vuelta al populacho, a sus costumbres, como un guante. Como un calcetín, si lo prefieres.
ENTREVISTADOR: ¿De qué manera?
FLORENCIO: Te pondré un ejemplo. ¿Has oído hablar de la mariposonería andante?
ENTREVISTADOR: Quién no.
FLORENCIO: Se pretende que sea obligatoria. Y que se acompañe de apostasía religiosa en toda regla. Así matamos dos pájaros de un tiro. El borrador está listo. Hay preparada una votación en el Congreso, imputándole a la clerigalla la causa secular de nuestros males. (Arruga el ceño. Suelta un cuesco. Se funden los plomos que arreglan en seguida.) Pero debemos ser cautos. La ciudadanía, aunque no se entera de la misa la media, y perdón por lo de misa, está aún muy verde. De momento, únicamente acepta los primeros pasos.
ENTREVISTADOR: Me cuesta creer lo que me cuentas. 
FLORENCIO: ¿Me estás llamando embustero? 
ENTREVISTADOR: Te llamo lo que me sale de la minga.
FLORENCIO: Añado más: yo y mi grupo, que es el tuyo y el de la gente concienciada, contribuimos a través de nuestro arte a modelar las mentes. El cine, el teatro, la novela... Sin olvidar la educación, importantísima para que el hijo del trabajador no promocione. Llevamos años haciéndolo, ja, ja, ja... (Risa vesánica.) Todo confluye a su objetivo, como los radios de una rueda hacia su centro.
ENTREVISTADOR: Ingenioso símil...
FLORENCIO: No es mío. Espera que lo apunto. Luego se me olvida, y a saber si se me ocurre otra... (Prosigue.) Aquí, el que no sea invertido y descreído, y no dé muestras registradas ante notario, preferentemente audiovisuales y en pelotas, sin olvidar jadeos, no tendrá nada que hacer.
ENTREVISTADOR: La operación es de calado... ¿Se espera reacción?
FLORENCIO: El fascismo nunca descansa, como sabes. Pero tenemos formas de neutralizarlo, aún inéditas en la historia del país.
ENTREVISTADOR: Dame una pista. 
FLORENCIO: No quiero. 
ENTREVISTADOR: Venga...
FLORENCIO: (Se retuerce las manos.) No es que no quiera; es que tampoco estoy al tanto de los pormenores. El plan último sólo es conocido de unos pocos. Lo que sé es que están escudriñando vidas y haciendas, con objeto de localizarle al ciudadano el flaco. Luego metemos por ahí la estaca. Recuerda la canción: si tú la metes por aquí, yo la meto por allá...
ENTREVISTADOR: Da miedo...
FLORENCIO: El que se someta no tendrá nada que temer. El que resista... (Muestra las palmas, donde la quiromancia leería, entre otras lacras, cobardía, ruindad, amor por el dinero, jesuitismo partidario de la teología de la liberación…)

(Calada del ENTREVISTADOR, que luce ojos vidriosos. A través de ellos, discierne entre volutas un algodonal. Negros y negras, trabajando de sol a sol, motivo por el que lucen intenso bronceado. La sociedad está dividida: unos son partidarios de la esclavitud y otros no. Mejor dicho: todos son partidarios, pero unos lo proclaman y los restantes lo silencian. A todo el mundo le gustaría tener esclavos, no te jode, por no decir esclavas, del color que fuera, que no hay que ser racistas, un defecto de lo más feo, como escupir en las aceras. Hay una guerra, que se salda con victoria y derrota, dependiendo del lado que te pille. La vida sigue.)

ENTREVISTADOR: (Un poco sollozando.) Me gustaría acabar con este diálogo, si es posible. (Mira angustiado alrededor, como pidiendo socorro.)
FLORENCIO: (Amenazante.) No flaquearás, ¿verdad?
ENTREVISTADOR: Ésta es tu cadena amiga, lo sabes...
FLORENCIO: Por la cuenta que te tiene.
ENTREVISTADOR: Finalizamos esta entrevista, queridos telespectadores, una de las más difíciles de mi ya larga trayectoria profesional, y menos mal que estoy próximo a la jubilación, eso si el tabaco no me mata antes... (Mirándole entre empavorecido y asqueado.) Florencio García Retortillo, representante eximio de las fuerzas de la cultura, ya me entienden, que esta vez, él y los suyos, han venido para quedarse... 

(TELÓN apresurado.)
(2005)


martes, 26 de mayo de 2015

"EL PONY COLORADO", John Steinbeck

RESEÑA NOVELA

"El pony colorado", John Steinbeck (1902-1968)  -A través de cuatro episodios sucesivos -el regalo, por parte del padre de un pony de pelaje rojizo; la vuelta a su lugar natal de un viejo que regresa para morir, el nacimiento de otro potro y la nostalgia juvenil del abuelo-, el autor nos describe el inerme desvalimiento de la edad temprana y, al tiempo, la sólida coraza de que se reviste el alma de los niños. Mediante un lenguaje que podemos calificar de entre áspero y poético, profundamente sencillo y evocador, percibimos un entorno que parece crearse en paralelo a la contemplación pura y admirada, propia de los años infantiles y que, desvanecida en los adultos, es susceptible otra vez de revelarse mediante el conjuro del arte literario, en este caso del Nobel norteamericano que preferentemente se ocupó de los humildes.



lunes, 25 de mayo de 2015

DEL HOMBRE, LA MUJER Y OTRAS DEMENCIAS

Al vaso de agua

UNO: La mujer, en política, en la sociedad, en el trabajo... ¡Si es lo suyo, estar en todas partes!
DOS: Lección de estilo: Cuando las horas pasan lentamente, hay que escribir que “se desgranan”.
TRES: El lenguaje entero se ha convertido en un inmenso lugar común. Sólo
cabe entonces utilizarlo irónicamente.
CUATRO: Las fases del escritor: al principio, publicar; luego, vender; por último,

ni publicar, ni vender, sólo escribir.
CINCO: El movimiento gay, en su perpetua reivindicación de la igualdad, 
llegará a exigir el matrimonio heterosexual para sus miembros, con objeto de que no exista ya ninguna diferencia.
SEIS: Fulano estaba desengañado de la vida. Y la vida, de él.
SIETE: Antaño, las mujeres dividían a los hombres entre los que tenían solvencia económica y, consecuentemente, podían ofrecerlas un futuro, y los que no. Actualmente, con la revolución femenina, la incorporación de la mujer al trabajo y su nuevo y activo papel desempeñado en la sociedad en todos los ámbitos, pues también.
OCHO: Aquel hombre pensaba demasiado. Para su capacidad, era cierto.
NUEVE: Los argumentos se pueden, pedagógicamente, reducir a una consigna. Pero la consigna, en sí, no es argumento.
DIEZ: Se debe juzgar con benevolencia y elevación de miras el yerro humano. ¡Pero te da una rabia...!
ONCE: Aquel periódico perseguía incansable la verdad. Ésta, consecuentemente, huía.
DOCE: Identificar el destino personal suele llevar bastantes años. Inicialmente, se presenta como una aleteante promesa que pronto se tuerce. Llega un momento en que exaspera. Finalmente, es aceptado, todo encaja y se alcanza la paz, ya que no la tranquilidad.
TRECE: Las mujeres son muy impresionables: en cuanto te enfrentas a un león con las manos desnudas, se postran a tus pies. 



domingo, 24 de mayo de 2015

"EL BAILE", Edgar Neville

RESEÑA TEATRO


"El baile", Edgar Neville (1899-1967) La presencia de la mujer en la vida del hombre, con su alegría, su amabilidad y su mágico encanto. Situado el primero en mil novecientos, un cuarto de siglo separa cada acto de los tres de que se compone la comedia. Dos amigos -el marido y el antiguo novio-, ridículamente aficionados a los insectos, "velan" los actos de la mujer que ambos quieren y sobre la que mantienen una suave tiranía de la que ella apenas se resiente. La invencible nostalgia de los dos se encarna años más tarde en la nieta. La característica elegancia del autor, los acertados diálogos, donde se mezclan con naturalidad melancolía e ironía, y los atractivos personajes, hacen de esta obra -trasladada al cine por su propio creador- uno de los títulos más representativos y aplaudidos de la comedia española hacia mitad del siglo XX.



jueves, 21 de mayo de 2015

"EL SOSPECHOSO"

TEATRO

"El sospechoso" 

El principal y único sospechoso del robo en una empresa, por alguna razón, insiste en atraer la atención sobre sí, lo que –lógicamente– exaspera a su mujer. Comedia de equívocos, con su cura de sotana y otros personajes tradicionales.




(Todas estas obras se encuentran legalmente registradas. Quien quiera representarla puede contactar con la SGAE o enviar un e-mail al autor a: reydesola@gmail.com )

Personajes: Cuatro personajes masculinos y dos femeninos.





miércoles, 20 de mayo de 2015

PENTALOGÍA DE CANTOR DEL RÉGIMEN - 4 El subidón o Florencio García Retotillo al asalto del Parnaso (misterio bufo de tremenda actualidad) (2003)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

(Durante cinco jueves -éste es el cuarto-, presentaré aquí la estampa de lo que ha venido siendo y figurando el "intelectual" español en los últimos veinte años, al vaivén de la alternancia política en el país, a la que se ha adaptado camaleónicamente de manera magistral. 
Con objeto de contextualizar su lectura, se indica la fecha en que estos artículos fueron publicados. Los 4 primeros aparecieron en la Revista Argaya, de la Diputación de Valladolid; el último, por razones en las que no quiero escarbar, halló su acomodo en la Revista En taquilla, también de Valladolid.)
          
      PERSONAJES:

ENTREVISTADOR de radio.
FLORENCIO GARCÍA RETORTILLO: escritor, para entendernos. 

(Estudio radiofónico, con los trastos y adminículos al uso. Mesa redonda, con pera de micrófono ante cada asiento. Una luz roja de piloto que se enciende o no, dependiendo de si se está “en el aire” o puedes hablar con libertad. Tras un cristal, la mesa de control, donde se divisa la silueta de un fulano que no interviene, pudiendo ser substituido por un maniquí, aunque habría que moverlo un poco por detrás. Al levantarse el telón, está ya en su sitio el total elenco de la obra. El ENTREVISTADOR engarfia los dedos de su mano izquierda, donde sostiene un cigarrillo del que se desprende en vertical, hacia el techo, una lánguida voluta que toma la forma –allá se las componga el director de escena– de un amorcillo travieso y petulante, con arco, flechas y carcaj y un delantalito que le tapa lo pudendo. El ENTREVISTADOR, sentado en su silla hecho un garabato, da suaves caladas al producto cancerígeno y clava una mirada que pretende ser inquisitiva en un punto indeterminado de la pared de enfrente. Individuo enjuto, de mejillas sumidas y una voz de esas que tan bien quedan en la radio, aunque luego en persona desmerece. FLORENCIO GARCÍA RETORTILLO está a su vera, la mar de ilusionado. Calvo, fofo. Rebulle sin parar en su silla. Izquierda y derecha, las del espectador.)

ENTREVISTADOR: Dinos, Florencio. Cuéntanos. ¿Cómo siendo un incapaz, que todos lo sabemos, un tonto de baba, un mediocre, conseguiste encaramarte al panorama literario del país?
FLORENCIO GARCÍA RETORTILLO: Fue sencillo. Asistí a una ceremonia en la que, a cambio de que me dieran por el sieso, me ofrecieron la contrapartida que comentas. A la vista está que cumplieron. Como yo.
ENTREVISTADOR: ¿Te dolió?
FLORENCIO: Aún tengo el alma en carne viva.
ENTREVISTADOR: No me refiero al alma.
FLORENCIO: También. Pero he conseguido acostumbrarme. Se tenga en cuenta que después siguieron incidiéndome y el camino ya estaba abierto.

(Silencio. El ENTREVISTADOR da una calada al cigarro. El humo expelido configura la discusión de una pareja en una vivienda del extrarradio, porque a ella se le han quemado las lentejas. También sucede que la mujer es un poco zorrona y el compadre sospecha, con todo fundamento, que se la pega en su ausencia con un señor de exquisita buena fama que merodea por el barrio. Le jode no reunir las pruebas, a pesar de que ha contratado un detective, con el cual también ella se entiende. Un culebrón.)

ENTREVISTADOR: Florencio, dime...
FLORENCIO: A eso he venido.
ENTREVISTADOR: Lo sé. La emisora y yo lo agradecemos. Me gustaría saber, y a los radioyentes también, si es que alguno está sintonizando esta pamema, que ya serían ganas, cómo lleva un individuo como tú la fama. Sale tu foto en todas partes, elogiado, aclamado... Hasta en un rollo de váter, con el que acabo de limpiarme. ¿Cómo ocurrió? 
FLORENCIO: (Ruboroso.) Me pidieron que lo publicitara.
ENTREVISTADOR: Hablo en general. ¿No resulta una carga insoportable ser el centro de tantísimas miradas?
FLORENCIO: (Vivo.) ¿Y lo que me llevo crudo?
ENTREVISTADOR: ¿Ése es el motivo? ¿El dinero?
FLORENCIO: ¿Cuál si no? Otra cosa es que lo disimule.
ENTREVISTADOR: ¿Cómo lo haces?
FLORENCIO: ¿El qué?
ENTREVISTADOR: Disimularlo. Ir de solidario por la vida, cuando en realidad eres un sujeto sin escrúpulos.
FLORENCIO: Para todo hay que valer.

(Pausa. Nueva calada. Nube recreando un juicio de faltas. El juez, el fiscal y el defensor. Acusados y demandantes, encorbatados y peinados con gomina. Parece que se cruzaron tortas. No se sabe quién empezó, pero sí los que siguieron. Menuda jeta tienen todos, es lo que piensa unánime la judicatura. El caso es sobreseído. A la salida, vuelven a enredarse. La policía les toma otra vez los datos. Tendrán que comparecer de nuevo, con el inconveniente de que ya les han guipado.)

ENTREVISTADOR: Hablemos de la inspiración. ¿De dónde te viene?
FLORENCIO: De ninguna parte: no la tengo.
ENTREVISTADOR: Cuestión, entonces, de trabajo...
FLORENCIO: Trabajar hay que trabajar, eso nadie lo niega. Pero en mi caso, si juzgamos por los resultados... (Risita.)
ENTREVISTADOR: Deleznables. (El otro asiente.) ¿Damos un repaso a los premios que has recibido?
FLORENCIO: Por mí... Aunque te advierto que no conviene marear mucho la mierda.
ENTREVISTADOR: Correremos el riesgo. Tu poema “Fulgor”, que no rimaba ni por casualidad, si bien lo pretendía, que por entonces te encontrabas en tu etapa clásica, tu poema ese, digo, obtuvo en los inicios de tu carrera un diploma y unas flores marchitas.
FLORENCIO: (Emocionándose.) Lo recuerdo bien. Las flores se habían marchitado de tenerlas junto a un radiador, lo que me dio ocasión óptima para extrapolar lo de las flores, diciendo aquello tan sentido de que, y me cito, “igual que las flores se marchitan, de idéntica manera sucede con nuestros íntimos anhelos”, fin de la cita. Lo que me callé fue que naranjas de la China iba yo a permitir que se marchitaran mis anhelos. Y a las pruebas me remito, que tengo una cuenta saneada, por más que todavía he de incrementarla a poco que la gente siga siendo tonta y me lea.
ENTREVISTADOR: De ahí, saltaste a la novela...
FLORENCIO: En la poesía se mueven cuatro perras. No sé si me estoy explicando.
ENTREVISTADOR: Perfectamente. “Corazón enano” fue Premio de la Crítica...
FLORENCIO: Ajá.
ENTREVISTADOR: A los lectores de esa matraca tuya les daba diarrea...
FLORENCIO: Lo consulté con un parapsicólogo. Se trataba de la vertiente física de la diarrea mental de donde salió el pestiño. Un caso de identificación sin precedentes.
ENTREVISTADOR: El Premio Nacional ¿te llegó en el momento idóneo?
FLORENCIO: Explica eso.
ENTREVISTADOR: Mejor, tú.
FLORENCIO: No, tú.
ENTREVISTADOR: (Irritado.) ¿Quieres que desenchufe la clavija y que nadie te oiga?
FLORENCIO: No sería tu peor idea... Sí, me llegó en el momento justo. Torcimos voluntades, violentamos conciencias, chantajeamos... En definitiva, como todos los premios. Últimamente la cosa canta demasiado, pero venimos aguantando.

(Pausa.)

ENTREVISTADOR: (Dando una calada.) También escriben en tu casa...
FLORENCIO: Tocado.
ENTREVISTADOR: Tu mujer, tu hija...
FLORENCIO: Mejor saltamos por encima de este sórdido episodio.
ENTREVISTADOR: Con el mero apunte basta, ¿eh?
FLORENCIO: Ajá.
ENTREVISTADOR: No digas ajá, que me pones nervioso. Ahora, un ratito de publicidad.

(El ENTREVISTADOR y FLORENCIO se quitan los cascos y se desperezan. Música. El humo del interminable cigarrillo del primero ha tamizado el aire del estudio como si fuera un tul, adivinándose la cara mofletuda del Cupido, que lanza una errática flecha con su arco, la cual viene a clavarse en la nalga de un ropavejero que se agachaba a recoger un euro (señal de la modernidad del presente escrito) que un bromista había pegado al asfalto. Lógicamente sobresaltado, el señor se yergue y mira a todos lados. Momento en el que divisa a una opulenta hacia la que se inclina instantáneamente su corazón. Surge entre ellos el amor, pero los del juicio de faltas, que ha quedado claro que son chusma, vienen en tropel y, provocando un tumulto, los separan de por vida. Hasta el fin de sus días, lo pasarán añorándose, principalmente el chorbo, que ya se las prometía tan felices de catar jamón. Anuncios de detergentes, inmobiliarias y cilicios. Del otro lado del cristal, avisa el maniquí que en un segundo vuelven a estar en antena. Se ponen los dos otra vez los cascos. La música cesa bruscamente.) 

ENTREVISTADOR: ¿Volvemos a la carga, Florencio? 
FLORENCIO: ¿No va resultando esto un poco largo?
ENTREVISTADOR: (Cínico.) ¿Ves que alguien proteste? (El otro enmudece.) Calla entonces o te pego una colleja. (Pausa. Calada.) Hablemos de mujeres.
FLORENCIO: (Envarado.) Sabes que soy un poco...
ENTREVISTADOR: De tus lecturas.
FLORENCIO: También soy un poco...
ENTREVISTADOR: ¿De qué hablamos pues?
FLORENCIO: (Ilusionado.) Mañana me dan otra sesión.
ENTREVISTADOR: ¿Cómo lo llevas?
FLORENCIO: Está en el pacto, ¿no te acuerdas?
ENTREVISTADOR: Te vas a quedar en una de ésas.
FLORENCIO: (Entrecerrando mórbidamente los ojos.) ¡Sería una bella manera de morir!
ENTREVISTADOR: ¿Has pensado escribir para el teatro?
FLORENCIO: Mira tú qué ideas tienes.
ENTREVISTADOR: Contesta. Al fin y al cabo, estamos actuando. 
FLORENCIO: Es un campo que nunca tocaré.
ENTREVISTADOR: ¿Por qué? 
FLORENCIO: Desenchufa la clavija.
ENTREVISTADOR: No quiero.
FLORENCIO: (Suspirando.) ¿Me ves aburriendo en directo a las ovejas? 
ENTREVISTADOR: (Pausa. Calada.) ¿Te parece que lo dejemos ya? Suficientemente has quedado retratado.
FLORENCIO: Ajá. 
ENTREVISTADOR: (Se crispa. Suena una melodía ratonera.) Hemos estado conversando, estimados radioyentes, con Florencio García Retortillo, que no tenía nada mejor que hacer que venir aquí. Florencio García Retortillo, retengan este nombre. Aún tiene que dar mucho que hablar. Se rumorea su próxima participación en un montón de eventos, que tiene que mover el culo como nadie, con objeto de seguir en candelero. Florencio García Retortillo ha estado esta noche con nosotros. Muchas gracias, Florencio. Te volveremos  a llamar.
FLORENCIO: Gracias a vosotros. Me ha gustado eso que has dicho de mover el culo.

(Se incrementa la música. Íbamos a finalizar con un terremoto, como en el “Prometeo encadenado”, de Esquilo. Tendría un significado simbólico: la podredumbre y decadencia se hunden con estrépito. Pero luego de pensarlo, y tras discutir con el de los efectos, que quería lucirse, lo dejamos como está. Música, anuncios. Se levantan a mear. FLORENCIO GARCÍA RETORTILLO apunta mal. Cae, mostrando un siete, el

TELÓN.)
(2003)





martes, 19 de mayo de 2015

"EL MONJE", Matthew Gregory Lewis

RESEÑA NOVELA


El monje, de Matthew Gregory Lewis (1775–1818)El abad Ambrosio goza en Madrid de fama de santidad. Sus sermones tienen gran predicamento. Una noche, Leonila y su sobrina Antonia acuden a escucharle. La iglesia se encuentra abarrotada. Lorenzo de Medina y su amigo, don Cristóbal, ceden gustosamente el asiento a las damas. Lorenzo se enamora de Antonia y tiene a continuación un duelo a espada con Ramón, que está enamorado de su hermana Inés, ingresada contra su voluntad en el convento. En relación con esto, el abad pronto cae en pecados monstruosos, ayudado por la fatídica Matilde, trasunto del demonio y precursora de personajes similares. La novela, rica en truculencias, apariciones, giros sobrenaturales y pactos diabólicos, se va desarrollando en varias tramas y escenarios –el convento, las calles madrileñas, las casas de varios de los protagonistas y el extranjero–. Calificada en su momento de impúdica, actualmente ese aspecto ha amortiguado su importancia, permaneciendo vigente el aspecto puramente narrativo y maravilloso. Clásico inexcusable de la novela gótica, se le reprocha, con razón, al autor un gran desconocimiento de la vida cristiana, particularmente española. Pero qué sería de tantas ficciones sin su correspondiente licencia…

lunes, 18 de mayo de 2015

REPIQUETEO CON SORDINA

Al lento e incesante goteo

UNO: Si pides opinión, te la darán.
DOS: La pena ajena es siempre pena de uno mismo.
TRES: De un film de espionaje: “Todas las mujeres son espías”.
CUATRO: Aquel señor estaba dividido en dos bandos irreconciliables.
CINCO: La categoría es más importante que la anécdota, pero ésta es mucho más 
entretenida.
SEIS: El hombre cargado de razón suele ser pesadísimo.
SIETE: La novela plasma el desarrollo de una historia; el teatro, la quintaesencia de 
un conflicto.
OCHO: Federico Jiménez Losantos, en su día: “Curioso país aquel donde los belicistas son agredidos por los pacifistas”.
NUEVE: Caso común: Le habían sobornado sin que se diera cuenta.
DIEZ: La historia se repite. ¡Cómo no, si la protagonizan los mismos!
ONCE: Se advierte la llegada del buen tiempo por el desasosiego general de la

mujer, que, aterrada, la emprende con la dieta.
DOCE: Las consecuencias de los actos raramente son reconocidas como tales. 

TRECE: El patio del colegio, vacío, de noche, mojado por la lluvia...