miércoles, 29 de abril de 2015

PENTALOGÍA DE CANTOR DEL RÉGIMEN - 1 Retrato de intelectual con pedigrí (1997)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

(Durante los próximos cinco jueves, presentaré aquí la estampa de lo que ha venido siendo y figurando el "intelectual" español en los últimos veinte años, al vaivén de la alternancia política en el país, a la que se ha adaptado camaleónicamente de manera magistral. 
Con objeto de contextualizar su lectura, se indica la fecha en que estos artículos fueron publicados. Los 4 primeros aparecieron en la Revista Argaya, de la Diputación de Valladolid; el último, por razones en las que no quiero escarbar, halló su acomodo en la Revista En taquilla, también de Valladolid.)


    Florencio García Retortillo, apodado Caraculo en el colegio por su cara redonda y avisada, y que habría de ser conocido como Pitiminí en ambientes, era escritor y sobre todo poeta. De familia muy humilde, la primera vez que su padre le sorprendió leyendo un libro le dio una fenomenal paliza. Esto inspiró su primer poema, aquel famoso que comienza: Tu mano curtida en el arado / vino sobre mí como una ola de piedra...  A su padre le enterraron sin que jamás llegara a posar la vista en el poema. Florencio García Retortillo destacó tempranamente en los estudios, siendo el primero de su clase que aprendió lo que era una metáfora. Semejante conocimiento le embriagó durante meses, en que se dedicó con fruición a cultivar el tropo. Tuvo la mala suerte de que algunas composiciones cayeran en manos de sus compañeros, los cuales, al verse reflejados, le midieron las costillas. De aquí nació su segundo poema importante: Cinturón de sierras encendidas son vuestras callosas manos...  Tampoco sus compañeros leyeron nunca estos versos.  

    Florencio García Retortillo continuó estudiando y acumulando experiencias que luego vertía sobre el papel. En la Universidad comprobó que existían otros que, como él, se estremecían ante el inefable candor de los niños andrajosos y las modestas amapolas que florecían en mayo entre el balasto de las vías. Después de una temporada de dudas, su poesía tomó una orientación social. Emprendió junto a sus compañeros la redacción de una revista literaria, al tiempo que ingresaba en un grupo clandestino de oposición al régimen. En ocasiones (no tantas como después dijeron), corrieron con alguna ligereza delante de la policía, que les perseguía porra en mano. Una noche, después de una carrera, Florencio García Retortillo quedó encerrado en un portal. De madrugada, le arrojó a la calle una mujer azotándole con una bayeta mojada. El poema La Bayeta figuraría con el tiempo en importantes antologías de la nueva poesía. 

    Alcanzadas las libertades, Florencio García Retortillo y sus amigos se presentaron con displicencia a unas oposiciones que ganaron. Ingresaron en la Administración que habían combatido, para transformarla desde dentro. Sus páginas poéticas universitarias pasaron ahora a imprimirse en papel cuché, pero su virulencia y capacidad de compromiso, lejos de amenguar, arreciaron. Como la poesía la leían cuatro, se lanzaron a escribir novela "con voluntad de llegar a un público más amplio". Lo consiguieron con creces, siendo agraciados con relevantes premios. En el extranjero, y dada la naturaleza extendida del fenómeno, comenzaron a preguntarse qué nuevo Siglo de Oro tenía lugar entre nuestras fronteras. 
    Florencio García Retortillo llevaba la fama con esa fatiga resignada que comunicaba inicialmente a sus poemas y que ahora era la seña característica de sus obras en prosa, la cual constituía uno de los rasgos más apreciados por la crítica. Colaboraba asiduamente en prensa y daba conferencias, principalmente en verano, a las que asistían educadas personas en mangas de camisa. Regularmente aparecían libros suyos, y se comentaba que una novela surgida de su pluma sería pronto llevada a la pantalla. 

    Había ocasiones en que Florencio se inquietaba. Recordaba con aprensión la sangrienta guerra que tuvo lugar en su país y en la que se enfrentaron personas nobles y desinteresadas que buscaban el progreso de la Nación con aquellas otras que pretendían aferrarse a sus antiguos privilegios, sumiendo en el atraso y la ignorancia a los más menesterosos. Desgraciadamente, ganaron estos últimos, y sólo la lucha de García Retortillo y de los suyos consiguió arrebatar el látigo al tirano. En estos momentos de zozobra, releía angustiado su poema La Bayeta. 

    Florencio García Retortillo, como la mayoría de sus amigos, echó papada y engordó. Venía viviendo por temporadas con una antigua compañera de Facultad. No comprendía a las últimas generaciones, reprochándolas su falta de compromiso y la escasa importancia que le daban a sus añejas luchas. Florencio García Retortillo sabía que no se podía bajar la guardia. La caverna estaba agazapada, esperando el momento de volver. Por esta razón, firmó algunos manifiestos y encabezó algunas protestas que pasaron sin demasiada repercusión. Continuaba escribiendo obras memorables. Le llamaba del extranjero un señor con mucho acento que se interesaba por las cuestiones nacionales y que le preguntaba el grado en que venían resintiéndose las libertades tan costosamente adquiridas. Florencio García Retortillo le respondía engolando la voz con pesadumbre. Su vida personal, "un acto de libre compromiso", como la calificaron en su día él y ella, hacía aguas. Su compañera de Facultad pasó a vivir con un pintor. Él se refugió en su obra, preguntándose íntimamente y en secreto cuánto le duraría el momio. Ocasionalmente se reunía con los afines para revivir los viejos tiempos. Consideraban que no se les había hecho justicia.
(1997)


Segunda viñeta de la Pentalogía: "APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA NECESARIA"
Tercera viñeta de la Pentalogía: "UN HOMBRE UNIVERSAL PARA EL MILENIO"
Cuarta viñeta: "EL SUBIDÓN O FLORENCIO GARCÍA RETORTILLO AL ASALTO DEL PARNASO"
Quinta viñeta y FINAL: "OTRA VEZ EN EL MACHITO"



2 comentarios:

  1. Genial...genial...magníficamente genial, bien descrito al personaje.

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    1. Javier Rey de Sola29 de abril de 2015, 21:22

      Acabamos de meter una de las dos ilustraciones con que apareció publicado. La hizo Serafín. Gracias y un saludo.

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